Tras la reciente crisis desatada en el marco del trámite de la Reforma a la salud y del cambio repentino de los ministros del Partido de la U, del Partido Liberal y el Partido Conservador en el gabinete, Gustavo Petro anunció nuevas líneas tácticas para el gobierno y se refirió a ellas en la manifestación del primero de mayo desde el balcón
de la Casa de Nariño.
En el discurso del Presidente Gustavo Petro se evidenció el fuerte cambio retórico que realizó el gobierno y que traza la nueva hoja de ruta en su estrategia política. Contrario al discurso de posesión, en el que priorizó la conciliación, el diálogo y la negociación, en este discurso del 1 de mayo se observa un lenguaje mucho más agresivo, estigmatizador y contundente en sus posiciones ideológicas de base.
El discurso estuvo estructurado en tres grandes partes:
1) Reivindicación y agradecimiento al concepto de “pueblo trabajador”: aprovechando hábilmente el marco de la manifestación histórica del primero de mayo, el presidente convoca a gobernar de la mano del “pueblo” intentando
consolidar un gobierno de cercanía.
2) Apología a las luchas históricas colombianas y revoluciones sociales: el presidente reflexiona sobre la esencia misma de lo que significa el “pueblo trabajador”, sus luchas y su papel histórico en las grandes revoluciones como
vehículo de transformación social y cambio.
3) Llamado a la movilización para lograr cambios significativos en Colombia: El objetivo final del discurso fue la convocatoria masiva a la movilización social en apoyo de las reformas del gobierno, amenazando a los partidos tradicionales, la “clase alta” y el sector privado.
El pronunciamiento del presidente Petro tendrá consecuencias en el ámbito económico, principalmente para el sector de las pensiones y el sector salud. Asimismo, consecuencias políticas que reconfigurarán el panorama de los eventuales apoyos que recibirían las principales reformas, y ha mostrado un talante distinto al carácter conciliador con el que dio inicio su periodo de gobierno.