Cada mes el DANE publica las cifras del mercado laboral en Colombia con énfasis en indicadores como
la Tasa Global de Participación, la Tasa de Ocupación y el Desempleo. En efecto, el empleo es uno de los principales indicadores macroeconómicos para hacerle seguimiento al estado y desempeño de una economía, dado que, en parte, esta cifra también puede convertirse en un insumo para determinar el acceso a ingresos, la capacidad de producción y el potencial de consumo de una sociedad.
Sin embargo, dentro del contexto actual, las cifras de formalidad también cobran amplia relevancia para analizar
las dinámicas sociales del país. Específicamente, es la población formal la que hace aportes al sistema de salud y seguridad social y que está protegida con los requerimientos establecidos por la ley para su contratación.
Bajo este contexto, desde ágora hemos identificado la necesidad de desarrollar un análisis más profundo de los datos de formalidad laboral aportados por el DANE con el fin de tener una visión más clara de las dinámicas de este tipo de empleo en el país. Efectivamente, se ha observado que las cifras de informalidad, expresadas como una
proporción del número de ocupados, al depender de otras variables, pueden llevar a interpretaciones erradas sobre la evolución del empleo formal. A partir de lo anterior, el presente documento plantea un análisis sobre las cifras de formalidad laboral en el país para el primer trimestre del año.
En primer lugar, es necesario partir de un supuesto sobre la relación entre la cifra de desempleo e informalidad. En este caso, cuando la tasa de desempleo cae abruptamente es más probable que la tasa de informalidad aumente, aun si el valor nominal de personas empleadas formalmente se mantiene igual o incluso aumenta. Esto se debe a que cuando la cifra de desempleo sufre cambios abruptos, estos cambios tienen origen en un gran flujo de entrada o salida de trabajadores informales en el mercado laboral. Así, si hay un fuerte descenso en la tasa de desempleo, motivada por el ingreso de trabajadores informales al mercado laboral, y el número de empleos formales permanece constante, entonces habrá un aumento en la tasa de informalidad.
A partir de lo anterior, el primer elemento a destacar es que, independientemente de las fluctuaciones en la tasa de
desempleo (que subió ampliamente de diciembre a enero), el número de empleados formales mantuvo una tendencia de aumento constante entre diciembre de 2021 y febrero de 2022. De este modo, para el segundo mes del año se registraban alrededor de 12,2 millones de personas empleadas formalmente. Bajo este análisis, es posible deducir que la baja tasa de desempleo registrada durante diciembre correspondió, en su mayoría, a empleos informales de carácter estacional que se eliminaron fácilmente después de la temporada de fiestas. Por su parte, los empleos formales tienen un carácter más estable en el tiempo que no necesariamente responde a periodos estacionales como las temporadas comerciales.
A pesar de esta situación, para marzo de 2022 se vuelve a registrar una caída en el número de personas ocupadas de manera formal, incluso a pesar de que la tasa de desempleo cayó. En este caso, la tasa de informalidad no solo aumentó como proporción del número de ocupados, sino que nominalmente la cantidad de empleados formales en el país también disminuyo llegando a los 11,8 millones de personas.
Frente a este hallazgo, también es necesario tener en cuenta que durante marzo de 2022 la tasa de desempleo mantuvo una tendencia descendente, lo que podría llegar a indicar que el mercado laboral está experimentando una mayor oferta de empleos informales que no solo disminuyen las presiones sobre la tasa de desempleo, sino que también son capaces de acoger a los empleados que salen de la formalidad. En este contexto, podríamos estar experimentando un escenario de reemplazo de alrededor de 430 mil empleos formales, por empleos informales.
En la actualidad, la flexibilización de las medidas sanitarias y el éxito del proceso de reactivación pueden estar generando un escenario propicio para el desarrollo de las actividades económicas de carácter informal. Ante esta situación, es vital mantener los apoyos y estímulos a la generación, y mantenimiento del empleo formal aun después de superar las consecuencias de la pandemia. De esta forma, el país habrá salido de la crisis con un mercado laboral fortalecido que le de prelación al empleo formal por encima de las presiones y condiciones que estimulan el desarrollo de actividades informales.
A modo de conclusión, la informalidad no es solo un problema de Colombia, sino de Latinoamérica en general, es un fenómeno multidimensional con distintas causas y consecuencias frente al cual se hace necesario una intervención más activa. En efecto, es urgente que los indicadores y políticas laborales del país se enfoquen, no solo en la reducción del desempleo, sino en el fortalecimiento y consolidación del empleo formal para el conjunto de la fuerza laboral en el país. Así, la meta de los indicadores macroeconómicos no debe ser solo garantizar un nivel de pleno empleo, sino que la mayoría de los puestos de trabajo se constituyan de manera formal.
El informe completo aquí.